jueves, 1 de septiembre de 2011

Panorama del comercio exterior argentino y su repercusión en la logística de la región



Por: Raúl Negri

Luego del contundente triunfo de Cristina Fernández de Kichner en las internas abiertas - por más del 50 % de los votos emitidos – creemos oportuno hacer un análisis a futuro de la política económica del país y muy especialmente de su comercio exterior, en vistas a considerar que probablemente halla una continuidad de políticas por parte del actual gobierno nacional.

En el año 2003 - durante la presidencia de Néstor Kichner - el Gobierno Nacional comienza con un plan para regular la economía y controlar los recursos productivos y estratégicos del país. Este plan se fue profundizando en la Presidencia de Cristina Fernández de Kichner sosteniendo los mismos funcionarios que en la presidencia de su marido Néstor, de modo de mantener criterios de política pública y su implementación sostenida.
Entre las medidas de comercio exterior más destacas merecen nombrarse el aumento de las licencias no automáticas de importación - que hoy incorpora alrededor de 600 productos,- retenciones, cupos de exportación sobre las materias primas provenientes del campo, aplicación de valores de referencia, etc.

Estas líneas de política impulsadas por el Gobierno nacional nos llevan a reflexionar si a partir de ahora se van a profundizar o a corregir algunos significativos errores del Programa aplicado.
Entre los sectores donde las medidas adoptadas tuvieron un significativo impacto, podemos mencionar el nuevo esquema logístico que traerá aparejado el aumento de sus costos y de aspectos productivos ya que las materias primas importadas llagaran a las líneas de producción en forma más discontinuas. Este hecho impactará sobre el stock y el valor de las mismas reflejado en el aumento de los productos exportados de origen industrial. Como obvia consecuencia, limitará la competividad de nuestros productos en el mercado externo.

Otra consecuencia inmediata de las medidas es el aumento de costos logísticos debido al entorpecimiento del comercio exterior de los sectores importadores (no solo de insumos para la producción) sino también de los que importan productos terminados para consumo ya que la aplicación de las licencias no automáticas subieron de 40 a más de 600 productos. Sumado a esto, el tiempo de tramitación – que no debería superar los dos meses- en la practica se ha extendido estando sujeto a un gran número de variables y criterios relacionados a la protección de la industria local y al cuidado de la balanza comercial. No olvidemos que teóricamente las licencias tienen un plazo de vigencia de 60 días. Todas estas medidas han producido una reducción en las importaciones es alrededor del 10%.

Por otra parte, es significativo remarcar que una interrupción en el flujo de entrada y salida de contenedores produce no solo un desbalance sino también un aumento de costos que terminamos pagando todos en forma directa o indirectamente.
El objetivo es desalentar la importación en general con medidas burocráticas y esto perjudica al consumidor argentino que termina pagando más caro los productos debido a los extra costos que deben afrontar las mercaderías.
A esto debemos sumarle la falta de competencia de las mercancías fabricadas localmente generando un efecto inflacionario ya que no tienen freno a la hora de fijar precios en el mercado domestico.

Este escenario de importaciones cada vez más caras y de exportaciones menos competitivas - el cual se profundizará a mediano plazo- impactará en el trasbordo de carga en terceros puertos, sumara un movimiento más y en consecuencia mayores costos , que en toda cadena comercial se traslada a los extremos.
El trasbordo será inevitable si los puertos argentinos no se adaptan a las realidades que exige el mercado moderno en lo referente al comercio internacional, a la logística y a la nueva dimensión de los barcos cuyo porte son mayores.

La adaptación no sucederá si en los puertos, las políticas públicas nacional, provincial y municipal no contemplan en sus planes los riesgos, impactos y consecuencias no deseadas.
Destacamos el ejemplo a Brasil donde sus puertos constituyen verdaderas “cuestión de estado”, políticas de Estado, y no como en Argentina que constituye “verdaderas cuestión de gobierno”.